Fue rescatada de un granja donde la criaron para comerla a fin de año. Un grupo de activistas la secuestró y se la llevo a un departamento en la ciudad. Cuando se dieron cuenta que al cabo de unos meses no iba a entrar en ningún lado, decidieron llevar a La Reserva. Ella pasa sus días durmiendo y tiene escaso conocimiento de que es una chacha, ya que no ha visto muchos de su especie. Por lo que se relaciona mejor con los perros.

Ella es de gran ayuda a nuestra ecología, ya que seleccionamos las frutas y verduras con más semillas para ella, con lo que al comerlas y mientras remueve la tierra, va depositando semillas en diferentes partes del Santuario. Gracias a ella, tuvimos los primeros zapallos cosechados del Santuario.